El abelisaurus

Cuentos para bebés y Niños - Een podcast door Jhon Mayer - Maandagen

Categorieën:

El abelisaurus era el rey de la Patagonia, un territorio vasto y salvaje donde ningún otro dinosaurio se atrevía a desafiarlo. Con su cráneo alargado, su mandíbula poderosa y sus cuernos supraorbitarios, el abelisaurus dominaba a todas las presas que se cruzaban en su camino. Era un cazador implacable, que no conocía el miedo ni la piedad. Un día, mientras perseguía a un grupo de saltasaurus, el abelisaurus sintió un temblor extraño bajo sus pies. El suelo se abrió y una luz cegadora lo envolvió. El abelisaurus rugió de confusión y dolor, y luego todo se volvió oscuro. Cuando recuperó la conciencia, el abelisaurus se encontró en un lugar desconocido. El paisaje era diferente, con árboles más altos, plantas más verdes y montañas más lejanas. El aire olía distinto, y el sol brillaba con más fuerza. El abelisaurus se levantó y miró a su alrededor, buscando alguna señal de su hogar. No tardó en darse cuenta de que no estaba solo. A lo lejos, vio a otro dinosaurio que se parecía a él, pero era más grande, más robusto y más feroz. Era un tiranosaurio rex, el depredador supremo de esa dimensión. El tirano rex también lo vio, y soltó un gruñido amenazador. El abelisaurus no se intimidó, y respondió con otro rugido desafiante. Los dos carnívoros se miraron fijamente, sabiendo que solo uno de ellos saldría vivo de ese encuentro. El abelisaurus fue el primero en atacar, corriendo hacia el tirano rex con toda su velocidad. El tirano rex lo esperó, confiado en su tamaño y su fuerza. Cuando el abelisaurus estuvo cerca, el tirano rex abrió su enorme boca y trató de morderle el cuello. Pero el abelisaurus fue más ágil, y esquivó el mordisco. Luego, aprovechó la oportunidad y le clavó sus dientes en el costado al tirano rex, haciéndole una herida profunda. El tirano rex rugió de dolor y furia, y se sacudió para quitarse al abelisaurus de encima. El abelisaurus se aferró con fuerza, pero el tirano rex lo golpeó con su cola, lanzándolo por el aire. El abelisaurus cayó al suelo, aturdido y magullado. El tirano rex se acercó para rematarlo, pero el abelisaurus no se rindió. Se levantó y se preparó para el último asalto. Los dos dinosaurios se enfrentaron de nuevo, intercambiando mordiscos, arañazos y golpes. La sangre salpicaba el suelo, y los rugidos resonaban en el cielo. Era una batalla épica, que duró varios minutos. Al final, el abelisaurus logró encontrar una brecha en la defensa del tirano rex, y le asestó un mordisco mortal en la garganta. El tirano rex se desplomó, agonizando y sin aliento. El abelisaurus se alejó, victorioso y exhausto. El abelisaurus había vencido al tirano rex, pero no se sentía feliz. Solo quería volver a su dimensión, a su Patagonia, a su reino. Miró al cielo, y vio que la misma luz que lo había traído empezaba a brillar de nuevo. El abelisaurus sintió otro temblor, y se dejó llevar por la luz. El abelisaurus desapareció, y el tirano rex quedó solo, muerto y olvidado. ``` José Pardal

Visit the podcast's native language site