El gato de las joyas

Cuentos para bebés y Niños - Een podcast door Jhon Mayer - Maandagen

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Ramiro era un gato muy elegante y refinado que tenía una pasión por las joyas. Le gustaba coleccionar collares, anillos, pulseras y pendientes de todo tipo y color. Tenía tantas joyas que decidió abrir una tienda en el centro de la ciudad para venderlas y compartir su gusto con los demás. Su tienda se llamaba "Ramiro's Jewels" y era muy famosa por la calidad y variedad de sus productos. Ramiro se encargaba personalmente de atender a los clientes y de aconsejarles sobre qué joya les quedaba mejor. También tenía un taller en el que diseñaba y fabricaba sus propias creaciones, usando piedras preciosas, perlas, cristales y metales nobles. Ramiro era muy feliz con su trabajo y se sentía orgulloso de su tienda. Sin embargo, no todo el mundo apreciaba su arte y su talento. Un día, un ladrón entró en la tienda cuando Ramiro estaba distraído y se llevó una bolsa llena de joyas. Ramiro se dio cuenta del robo cuando el ladrón ya había escapado y se puso muy triste y enfadado. Ramiro no se rindió y decidió buscar al ladrón por toda la ciudad. Preguntó a sus amigos, a los vecinos, a los policías y a los comerciantes si habían visto al ladrón o a sus joyas. Nadie sabía nada, pero Ramiro no se desanimó. Siguió buscando pistas y rastros hasta que llegó al puerto. Allí vio un barco con una bandera negra con una calavera. Era el barco del ladrón, que resultó ser un pirata. Ramiro se escondió entre unos barriles y esperó a que el pirata bajara del barco. Cuando lo hizo, Ramiro lo siguió sigilosamente hasta una taberna donde el pirata se sentó a beber ron. Ramiro aprovechó un descuido del pirata y le arrebató la bolsa con las joyas. El pirata se dio cuenta y se levantó furioso para perseguir a Ramiro. Ramiro corrió lo más rápido que pudo hasta llegar al barco del pirata. Allí subió al mástil y colgó la bolsa con las joyas en lo alto. El pirata llegó al barco y vio a Ramiro en el mástil. Le gritó que le devolviera las joyas o le haría caminar por la tabla. Ramiro le respondió que esas joyas eran suyas y que él era un ladrón sinvergüenza. El pirata se enfureció más y subió al mástil para atrapar a Ramiro. Pero Ramiro era más ágil y escurridizo que el pirata. Le dio un zarpazo en la cara y le hizo caer al agua. El pirata se hundió como una piedra por el peso de su ropa y sus botas. Ramiro bajó del mástil y cogió la bolsa con las joyas. Luego saltó al agua y nadó hasta la orilla. Ramiro volvió a su tienda con sus joyas recuperadas. Estaba muy contento y satisfecho de haber vencido al pirata. Colocó las joyas en sus vitrinas y siguió atendiendo a sus clientes con su habitual elegancia y simpatía. Ramiro era un gato muy feliz y nunca más nadie intentó robarle sus joyas. Autor José Pardal

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