Episode 462: Escuela Sabática - Lectura 26 de Enero del 2025

Daniel Ramos Podcast - Een podcast door Daniel Ramos - Donderdagen

====================================================SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1==================================================== LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA         I TRIMESTRE DEL 2025Narrado por: Miguel PáezDesde: Bogotá, ColombiaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchDOMINGO 26 DE ENEROAFLIGIDO POR EL MAL El Dios de la Biblia ama la justicia y odia el mal. El pecado y el mal, por lo tanto, despiertan su ira, una pasión expresada en favor de los oprimidos y maltratados, incluso cuando la maldad de una persona la afecta a ella misma. Dios odia el mal porque este siempre hiere a sus criaturas, aunque sea autoinfligido. En los relatos bíblicos, Dios es provocado repetidamente a la ira por algo que los eruditos bíblicos denominan el ciclo de la rebelión. Este ciclo es el siguiente: El pueblo se rebela contra Dios y hace lo malo ante sus ojos, incluso atrocidades horrendas como el sacrificio de niños y otras abominaciones.Dios se retira en respuesta a las decisiones del pueblo.El pueblo es oprimido por naciones extranjeras.El pueblo clama a Dios por su liberación.Dios libera al pueblo.El pueblo vuelve a rebelarse contra Dios, a menudo de forma más atroz que antes. Sin embargo, aunque Dios se enfrenta una y otra vez a la infidelidad humana ante este ciclo de maldad e infidelidad atroces, lo hace con una fidelidad interminable, una paciencia indulgente, una gracia asombrosa y una profunda compasión. Lee Salmos 78. ¿Qué enseña este pasaje acerca de la respuesta de Dios a las repetidas rebeliones de su pueblo? Según la Biblia, el amor y la justicia están indisolublemente ligados. La ira divina es la respuesta apropiada del amor contra el mal, porque el mal siempre hiere a alguien a quien Dios ama. No hay ningún caso en las Escrituras en el que Dios actúe arbitrariamente. Y, aunque el pueblo de Dios lo abandonó y lo traicionó una y otra vez, él siguió a lo largo de los siglos concediéndole pacientemente una compasión que superaba todas las expectativas razonables (Neh. 9:7-33), demostrando así la insondable profundidad de su compasión y su amor misericordiosos. De hecho, según Salmos 78:38: “Dios les tenía compasión, perdonaba su maldad y no los destruía. Muchas veces apartó su ira y no despertó todo su enojo”. Seguramente te has airado alguna vez por el mal hecho a otros. ¿Cómo te ayuda esa emoción a comprender mejor la ira de Dios contra el mal? 

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