Episode 462: Escuela Sabática - Lectura 29 de Enero del 2025
Daniel Ramos Podcast - Een podcast door Daniel Ramos - Woensdagen
Categorieën:
====================================================SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1==================================================== LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA I TRIMESTRE DEL 2025Narrado por: Miguel PáezDesde: Bogotá, ColombiaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchMIÉRCOLES 29 DE ENERODIOS NO AFLIGE VOLUNTARIAMENTE A lo largo de la Biblia, Dios muestra repetidamente su pasión en favor de los oprimidos y su correspondiente justa indignación contra los victimarios y opresores. Si no existiera el mal, Dios no se enfadaría. Su ira se expresa solo y siempre contra lo que daña a su Creación. Según Lamentaciones 3:32 y 33, Dios no aflige voluntariamente (literalmente, Dios no aflige “de corazón”). No quiere dañar a los malhechores, pero el amor exige justicia. Esta verdad es ejemplificada por el reiterado perdón concedido por Dios a su pueblo y por las repetidas oportunidades que le dio de arrepentirse y reconciliarse con él. Por medio de los profetas, Dios llamó una y otra vez a su pueblo, pero este se negó a escuchar (ver Jer. 35:14-17; Sal. 81:11-14). Lee Esdras 5:12 y compáralo con Jeremías 51:24, 25 y 44. ¿Qué enseñan estos textos acerca del juicio divino que sobrevino a Jerusalén por medio de los babilonios? (Ver también 2 Crón. 36:16). Según Esdras 5, después de que el pueblo provocara persistente e impenitentemente la ira de Dios, el Señor acabó por retirarse y “entregó” al pueblo “en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia” (Esd. 5:12). Pero Dios lo hizo solamente después de que “no hubo más remedio” (2 Crón. 36:16), y más tarde juzgó a Babilonia por la devastación excesiva que infligió a Judá (Jer. 51:24, 25, 44; compara con Zac. 1:15). Muchos otros juicios que las Escrituras describen como desencadenados por Dios se explican como casos en los que él “entrega” al pueblo a sus enemigos (Juec. 2:13, 14; Sal. 106:41, 42) en respuesta a la decisión del pueblo de abandonar al Señor y servir a los “dioses” de las naciones (Deut. 29:24-26; Juec. 10:6-16). La cólera de Dios contra el mal, que finalmente culminará en su erradicación, procede de su amor por todos y de su deseo del bien final del universo, que a su vez está en juego en toda la cuestión del pecado, la rebelión y el mal. ¿Cómo influye en tu comprensión de la ira divina el hecho de que Dios no desea condenar a nadie? Si Dios es lento en airarse, ¿no deberíamos ser más pacientes y magnánimos con los que nos rodean? ¿Cómo podemos hacerlo sin dejar de proteger a las víctimas de las malas acciones?