1185 - Ezequiel 18. No más maldiciones generacionales. Ez 18:20
Descansando en Dios - Een podcast door Francisco Atencio
Categorieën:
1185 – Ez 18:20 – Ezequiel 18. No más maldiciones generacionales.El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.La sección (Ez 12-19) con lo inútil de concebir falsas esperanzas que Dios no enviaría juicio a Judá, incluye el mensaje relacionado con la responsabilidad individual (Ez 18). Ezequiel había hablado con tres parábolas para convencer a la nación de su pecado (Ez 15–17). Enseguida, pasa a dar un mensaje directo para que entendieran su culpabilidad. El mensaje Ez 18 es parecido al de Ez 12:21-28, porque ambos responden a los refranes (proverbios) que usaba el pueblo para negar que se acercaba el juicio inminente. Dios preguntó a Ezequiel acerca de un refrán que andaba circulando: “Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera”. Enseñaban que los hijos sufrían debido a los pecados de sus padres. Era una falsa doctrina basada en los diez mandamientos (Ex 20:5; 34:6-7; Dt 5:9). La idea de esos pasajes era que los efectos del pecado son serios y duraderos, no que Dios castiga caprichosamente a los inocentes por las obras impías de sus antepasados. En Ezequiel 18 se explica de manera detallada que ese refran no es verdad y dejarán de decirlo. Dios a través del profeta Jeremías dice: “En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.” (Jer 31:29-30). Dios ratifica con Ezequiel: “El alma que pecare, esa morirá” (Ez 18:20). El pecador morirá por su propio pecado. También el justo recibirá la recompensa por su justicia. 1. La recompensa de los justos y los impíos (Ez 18:1-20). “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.” (Ez 18:1-4). El pecador morirá por su propio pecado y el justo vivirá. Nadie será juzgado por el pecado de su padre o generaciones pasadas. Asimismo, nadie escapará del juicio por causa de la justicia de su padre, sino que cada uno será juzgado conforme a su propio pecado. Ezequiel presenta una serie de ilustraciones para aclarar las dudas que había en la mente del pueblo. Si el hombre justo cumple con todo lo que Dios ha mandado; por lo tanto, vivirá. Si “en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor.” (Ez 18:5-9). Tal vez, el hombre justo engendra a un hijo ladrón y derramador de sangre, o que comete alguna otra falta. Ese hijo morirá, sin que se le tome en cuenta la justicia de su padre (Ez 18:10-13). Sin embargo, si ese hijo ladrón engendra a uno que al conocer los pecados de su padre decide no ser igual a él, sino obedecer a Dios, este hijo vivirá. No se le culpará por los pecados de su padre. Su vida será evaluada según su propia conducta. “Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá.” (Ez 18:14-19).
